Los familiares apoyan la idea de Lucrecia, sin embargo, la actitud desencadena inestabilidad emocional en los hijos de esta mujer, al ver a su madre acostada con vida, pero como si ya no quisiera estar en este mundo.
Aunque la mujer juró que sólo se levantaría del ataúd el viernes por la mañana, el hecho de mantener el cuerpo inmóvil la obligó salir del cajón y estirarse un poco, aunque sigue esperando al alma perdida de su gemela.
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